Ni siquiera la presencia de 60 estudiantes les hace comportarse como cualquier ciudadano- ignorante, que confía en sus dirigentes- pensaría que es no solo lo normal, sino lo lógico y lo que se espera de ellos.
La sensación en el patio de butacas donde nos han colocado, tras la seria advertencia de guardar silencio y no mostrar nuestras opiniones en voz alta (no aplaudir, no abuchear...), es de total indignación. Nos exigen respeto. Y lo mostramos, pero resulta sorprendente lo poco que están respetando el resto de diputados al compañero que comparece en ese momento, en primer lugar; en segundo lugar, a ellos mismos - después les tocará comparecer y escucharan ese mismo murmullo que hace que tengan que elevar la voz a pesar del micrófono-, y por último y más importante, están respetando poco a todos los ciudadanos que les votaron y que con sus impuestos pagan sus (no mileuristas) sueldos.
Risas (cuando el discurso es tan serio que es imposible que provoque una sola carcajada), diputados en pie, yendo y viniendo, hablando, usando portátiles, teléfonos móviles, comentando sin parar con sus compañeros de escaño. Comentando y charrando hasta tal punto que el murmullo se convierte en una música de fondo que cada vez sube más el volúmen, obligando al que tiene el turno de palabra a elevar la voz.
Sin embargo, un miembro del Gabinete de Prensa de las Cortes los excusa. Resulta que el pleno es el último capítulo de largas jornadas de trabajo, que los temas que se tratan han sido estudiados en comisiones en las que todos prestan la máxima atención. Esperemos que así sea. Si no, resulta difícil pensar que nuestros políticos resolverán nuestros problemas con actitudes como las que hemos visto en esta sesión plenaria.
Y os extrañais!, en fin gracias por informar de lo que allí "ACONTECE" de verdad.
ResponderEliminarTodos salimos igual de indignados...
ResponderEliminarLa verdad es que daba verguenza ajena, era peor que un patio de colegio. Si ya se lo saben, por lo menos que no molesten a los que escuchan. Aunque claro, creo que nosotros éramos los únicos que lo intentábamos...
ResponderEliminarLa verdad es que sí, no sé cómo se las apañan los cámaras de televisión para encontrar en cada momento justo al diputado que está escuchando... en fin...
ResponderEliminarLa función pública exige a los que se dedican a ella por representación de los ciudadanos una responsabilidad cuyo único límite sea la dignidad. No se si son conscientes de que son elegidos por el pueblo para servir, no para servirse y a ello deben dedicar su esfuerzo. Lo que visteis en las Cortes Aragonesas es una muestra de lo que no debía ser. A veces los representantes públicos se creen dueños de sus vidas y de nuestras vidas, para hacer aquello que les apetece. No se dan cuenta de algo tan sencillo como que el escaño es nuestro y que los sentamos allí para que se ocupen de aquello que no podemos realizar entre todos y buscar por encima de todo el bien general.
ResponderEliminarToda generalización acarrea injusticia, por lo que hay que reconocer que no siempre ni todos, son así. Hay políticos responsables que demuestran día a día su condición de servidores públicos. Eso no quita para que los ciudadanos ejerzamos la crítica responsable y pidamos a nuestros representantes un comportamiento a la altura del cargo que ocupan.